Estamos cuando estamos. Nunca antes. 

MAESTRE PEPE (soprano, armónica y polifónico)

EL MAESTRE PEPE POPO, QUE LO CALCULA TODO MUY POCO A POCO, SEÑOR DE LA CASA STARK EMPANADO EN BABIA, DEL REINO DE PONIENTE ABRIGADO, QUE CON EL LEMA "SE ACERCA EL INVIERNO, BUSCA BUFANDA" SIEMPRE ESTA TRANQUILO. VASAYO DE LA DUQUESITA E INSEPARABLE AMIGO DEL CUERVO DE TRES OJOS, JOSELITO, TIENEN INFORMACIÓN PRIVILEGIADA DE LO QUE PASA EN CAEPIÓN, Y CONSPIRAN CERTEROS PARA CONSEGUIR EL SILLÓN.

En el corazón del reino de Caepión, donde las tabernas huelen a moscatel y el bullicio de las plazas nunca duerme, camina, sin prisa y sin rumbo aparente, el hombre que parece ausente pero siempre está presente: Pepe Mellado, el Maestre de Babia, el arquitecto de lo invisible, el algebrista del caos.

Su andar es pausado, su mirada dispersa. Cuando alguien le habla, entreabre los labios y asiente, como quien escucha al viento más que a la persona que tiene enfrente. Pero, ¡ay del ingenuo que confunde su calma con ignorancia! Pepe escucha, Pepe observa, Pepe calcula. Y cuando menos se espera, deja caer una frase que descoloca al más sagaz.

—¡Este hombre está en Babia! —proclama el Archiduquery de Feria, riendo entre copas.
—En Babia, sí —responde Pepe, sin inmutarse—, pero en esa Babia se construyen los cimientos que sostienen tu feria, mi señor.

Y el silencio se apodera de la sala.

Pepe Mellado es el maestro del desconcierto. Su mente es un laberinto de números, proyecciones y estadísticas que solo él comprende. Con su bastón de madera de almendro, recorre las calles como quien no tiene prisa, mientras Joselito, su cuervo de tres ojos, grazna desde su hombro. Dicen que el cuervo es quien ve lo que Pepe ya sabe, y que entre ambos forman una alianza que ni las paredes del castillo pueden sortear.

Sus ropajes son sencillos, sin más adorno que una pequeña insignia con la figura de un compás y una copa entrelazados: símbolo de su doble pasión por las matemáticas y el moscatel. Porque si algo disfruta Pepe, además de desentrañar intrigas, es el vino dulce de Caepión. Se le ha visto en innumerables ocasiones sentado en las bodegas del puerto, con la copa en la mano y el semblante perdido, mientras su mente, en realidad, está construyendo estrategias que otros solo comprenderán cuando ya sea tarde.

—¿Otra copa, maestre? —preguntan los taberneros.
—Una más… por si acaso la media no me cuadra —responde siempre.

Pero Pepe no solo es un amante de las cifras. También es el maestro que construye el reino, piedra a piedra, estrategia a estrategia. Desde su despacho en la torre menor, diseña los planes de ampliación de las defensas, reorganiza los barrios y traza los caminos que conectan la villa. Porque, a pesar de su gesto ausente, es él quien sostiene la estructura de Caepión, como el invisible cimiento de una torre majestuosa.

Eso sí, su habilidad para aparecer y desaparecer en las conversaciones lo ha hecho objeto de más de una burla entre los juglares. Borja, el Trobador Postulante, le dedicó una copla que se canta en las tabernas:

"Pepe Mellado, sabio escondido,
siempre en Babia y nunca perdido.
Calcula el vino, mide el festín,
y al Rey lo engaña con su trajín."

Pepe, al oírla, no dijo nada. Solo alzó su copa, sonrió levemente y murmuró:

—Que sigan riendo… La curva de su ignorancia es exponencial.

La relación de Pepe con Isabel María, su compañera en las lides políticas, es curiosa. Ella, meticulosa, directa, pragmática; él, errante, disperso, abstracto. Pero ambos comparten un objetivo: sostener la siniestra en un reino donde las ferias y los disfraces lo inundan todo. Y aunque Isabel María se impacienta a menudo por su lentitud aparente, sabe que, cuando llega el momento crucial, Pepe aparece con una solución que deja a todos boquiabiertos.

Sin embargo, no todo en Pepe Mellado es cálculo y vino. Hay quien dice que, en las noches de luna llena, cuando el viento del mar llega hasta las torres del castillo, se le ve asomado a la muralla, hablando en voz baja con su cuervo Joselito. Y que, entre susurros y graznidos, se oye una frase repetida:

—Todo suma, Joselito… todo suma.

Y quizá esa sea su verdadera esencia. Pepe Mellado es el hombre que suma lo que otros restan, que multiplica el desconcierto y divide las certezas. Un estratega de la nada, un constructor de lo invisible, un maestro que parece dormido pero que, cuando despierta, mueve el reino entero con una sola palabra.

Así es el Maestre de Babia: el genio que nadie ve venir, pero que siempre llega primero

0,00 €